lunes, 18 de marzo de 2013








La web 2.0 y la enseñanza de lenguas

 Bajtin (1999) afirma que:

La voluntad discursiva del hablante se realiza ante todo en la elección de un género discursivo determinado […], es decir, todos nuestros enunciados posen unas formas típicas para la estructuración de la totalidad, relativamente estables. […]Incluso dentro de la plática más libre y desenvuelta, moldeamos nuestro discurso de acuerdo con determinadas formas genéricas, a veces con características de cliché, a veces más ágiles, plásticas y creativas (pp.263).
¿Es la web 2.0 un nuevo género discursivo creativo, plástico y ágil? ¿Estamos ajustándonos a la creación de un modelo novedoso de comunicación? No creo que haya duda alguna en ello. El Internet difuminó cualquier posible barrera de espacio y tiempo, y  para mí la web 2.0 diluye la conceptualización del sujeto como agente pasivo.

Al plantearnos nuevos cánones comunicativos, nuevos medios y canales discursivos, necesariamente debemos reformular nuestra idea del sujeto. La web 2.0 dio paso a la evolución de un usuario receptor-pasivo a un usuario participativo que formula, opina, piensa crea y se compromete con el nuevo género discursivo. El sistema ya no es su contenedor porque él participa de su construcción y conformación. Por medio de los Gestores de contenido el individuo maneja y accede a todas las herramientas necesarias para constituir la plataforma virtual: produce, clasifica, opina y construye un espacio propio y social.

Si ahora el usuario se involucra en la plataforma a través de un esquema comunicativo diferente (la web 2.0), tiene bastante sentido ajustar ese esquema a la adquisición de una lengua, después de todo el hablante (de la lengua que sea) busca la estructuración de la totalidad con formas típicas o familiares a él.
Entonces, el aprendiz se  convierte en un agente social que interactúa con otros dentro de un canal virtual que construye él mismo para la gerencia de su propio proceso de aprendizaje. La Web 2.0 le permite al alumno crear su propio espacio, compartirlo y juzgarlo, es decir, ser consciente de su aprendizaje para mejorarlo o no con las herramientas que podría gerenciar en la web.

En el caso de ser un aprendiz sin inmersión en la lengua, por ejemplo ¿qué le impediría practicar el idioma por medio de Skype o Voxopop? Cuando eliminamos las barreras del espacio físico, un estudiante chino puede comunicarse con otro estudiante australiano o brasileño en tiempo real hablando español. La determinación de un tecnoindividuo aporta a la enseñanza de lenguas la oportunidad de maximizar la adquisición en el ambiente más cercano al de la lengua objeto, entre otras muchas cosas. El número de institutos de lenguas virtuales crece cada día y ya es normal tener clases con un profesor nativo a distancia. En conclusión, nos encontramos frente la inevitable voluntad discursiva del tecnoaprendiz

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